diumenge, 21 de juny del 2009

Leyenda del Minotauro: final de Teseo

Primera parte:

Segunda parte:

Tercera parte:

Leyenda del Minotauro: final de Ariadna


Minos, con su dulce esposa Pasifae había procreado a dos hermosos hijos, Deucalión y Ariadna, además de lograr el reconocimiento y respeto de sus súbditos por la floreciente economía del lugar.
La familia real había fijado su residencia en Cnosos, y rendían anualmente un sentido homenaje y agradecimiento a Zeus por tantas dádivas recibidas.
Un día, la familia solicitó a Poseidón que les enviase un toro para el sacrificio, así que este hizo surgir uno de las aguas, hermoso y blanco como la nieve. Entusiasmado por la belleza del animal, Minos quiso guardarse para sí el animal y en la ceremonia utilizó una réplica del toro. Sin embargo, la farsa fue descubierta inmediatamente por Poseidón, quien colérico y defraudado castigó a Minos y decidió hechizar a Pasifae condenándola a enamorarse perdidamente del toro.
Pasifae comenzó a prestar una gran atención e interés al hermoso animal, hasta que se convirtió en una enfermiza obsesión, mientras tanto, el rey estaba preocupado, ya que su esposa pasaba el día entero en los corrales del palacio.
Tal fue el aprecio que sentía la hechizada reina por el toro que un día se encontró con la fantástica realidad que estaba embarazada.
No obstante, el escándalo no tuvo lugar hasta el día del parto, cuando los asistentes contemplaron atónitos una criatura con cabeza de toro y cuerpo de hombre.
El rey Minos, al principio no supo como reaccionar, pero luego comprendió y aceptó el castigo divino. Después de meditar un plan, el rey contrató a Dédalo, que era el mejor arquitecto y escultor de la época, no había nada que su inteligente cerebro no pudiera inventar y que sus hábiles manos no pudieran realizar.
Minos, lo contrató para construir una prisión en forma de laberinto, de manera que la bestia no pudiera salir de allí jamás, así que Dédalo cumplió con su labor de construir un laberinto para el toro de Minos o Minotauro.
Minos guardó en secreto el origen del monstruo, pero ordenó que cada año bisiesto, siete doncellas vírgenes fueran sacrificadas, ofreciéndoselas al Minotauro como homenaje y en recompensa por las ofensas hechas a los dioses del Olimpo.
Al llegar el día de la ceremonia de sacrificio, las familias y amistades de las doncellas escogidas estallaban de dolor, llanto e impotencia ante el poder del ejército real que se encargaba de cumplir a sangre y fuego la cruel orden. Pero por suerte un día llegó a Cnosos el joven más valiente de todos los guerreros, Teseo. Este, que era hijo de Etra y Egeo se encolerizó cuando recibió la noticia del terrible tributo y más aún cuando fue escogida la hermana menor de su mejor amigo. A partir de ese momento había llegado la hora de terminar con el cruel ritual.
Seguidamente, partió rumbo al palacio del rey Minos, donde casualmente fue recibido por Ariadna, y de inmediato surgió una gran atracción entre ellos, que permitió a la joven princesa comprender los airados reclamos de Teseo y esta le confesó que aunque venciera al Minotauro, no podría salir nunca del perfecto laberinto. Así que Teseo, solicitó ayuda a Ariadna y esta además de ser cómplice en esta aventura contra su padre le entregó un ovillo con hilo de oro que debería de ir desenredando a lo largo de su recorrido por el laberinto, antes del duelo con el monstruo.
Los dos jóvenes planearon toda la operación al mismo tiempo que el rey Minos aprobó el duelo, pues tenía la certeza que en el muy improbable caso que Teseo derrotara al Minotauro, no podría salir jamás del laberinto y nadie se enteraría del resultado de la pelea.
Fue una pelea sangrienta y duradera, sin embargo la espada mágica de Teseo pudo más que los afilados cuernos del toro y finalmente este fue abatido.
Acto seguido, el joven pudo escapar del laberinto gracias al hilo de oro que le había proporcionado Ariadna y ahora solo le quedaba un problema, burlar a los soldados de Minos que rodeaban el laberinto de Cnosos. Escondidos en un lugar secreto y cercano a la salida, se encontraban Ícaro, y su padre Dédalo, quien con sus alas de cera desplegadas tenía la intención de ayudar a Teseo en la huida, pero de improvisto, llegó Ariadna, quien reclamó que la llevasen también a ella, puesto que el rey Minos se enteraría muy pronto de su traición y sería severamente castigada.
Teseo accedió a la petición y los cuatro volaron hacia la isla de Rodas dejando atrás a los atónitos guardianes reales que no pudieron intervenir.
Tras la aventura del Minotauro, Ariadna creyó que el amor que sentía por el joven héroe le había sido correspondido y se entregó con una intensa pasión a los brazos de Teseo, pero el joven héroe reaccionó sin mucho interés, ya que todavía le quedaba la misión de enfrentarse a la poderosa Medea y a sus dragones, y no estaba dispuesto a cargar con la responsabilidad del matrimonio que le proponía la bella Ariadna.
En los siguientes días, Teseo le explicó la importancia de sus tareas y la gran responsabilidad que había adquirido ante su padre, pero la joven enamorada no aceptó ni comprendió las explicaciones y quedó con el corazón destrozado al verlo partir sin esperanza de retorno.
A partir de entonces, Ariadna pasó los días desconsolada y decidida a morir de amor y también de inanición. Cada día era mayor su debilidad, y nadie podía convencerla ni siquiera Dédalo y su hijo, quienes con su silencio demostraban un gran respeto por la decisión de Ariadna, pero a la vez sentían frustración debido a que con todo su ingenio no podían hacer nada para que cambiara de opinión.
No obstante, todo cambió cuando comenzó a sonar una dulce y alegre melodía que lo inundaba todo con una especie de frenesí, eran Dionisio y su comparsa, quien apenas llegar se interesó de inmediato por la salud de Ariadna y le dio de beber su más preciado vino, esto junto a grandes dosis de amistad, comprensión y de largar charlas llenas de inteligencia, fueron los ingredientes necesarios para curar a Ariadna.
Tres meses más tarde, Dionisio y Ariadna se casaron en Cnosos, cuya distinguida fiesta fue recordada y apreciada durante muchos años. Con el tiempo, Ariadna sería reconocida en muchos lugares como la reina del vino.
Finalmente, los dos amantes vivieron felices difundiendo alegremente las virtudes del vino por los siglos de los siglos.


NIKITIS

dimarts, 2 de juny del 2009

LUCENTUM: test

Despues de mucho pelear con el ordenador, que se me bloqueaba cada vez que intentaba entrar en Aigialos, he conseguido subir es test! He hecho todas las preguntas que he podido pero ha habido algunas preguntas que no he podido contestar, aquí está:
TEST LUCENTUM


1.
El origen de Lucentum se remonta al siglo IV a. C. Sus primeros pobladores eran de origen íbero contestano y mantenían estrechos contactos comerciales y culturales tanto con griegos como con fenicios. También se les conoce contactos con la cultura tartésica del sur peninsular. El nombre griego de la ciudad era «Akra Leuka».
Los restos íberos en el Lucentum son prácticamente inexistentes, limitándose a partes de la muralla que rodeaba a la ciudad. Fueron los romanos los que dieron el nombre de Lucentum a la ciudad tras la conquista del levante por Publio Cornelio Escipión, que construyeron la mayor parte de los restos de lo que hoy forma el conjunto histórico. Como toda ciudad romana, en el Lucentum se construyeron también termas, templos, foro, cloacas, etc.
La ciudad llegó a la decadencia por culpa de la influencia de la ciudad próxima de Ilici (Elche) hasta el punto en que fue totalmente abandonada, y posteriormente se ubicó sobre ella un cementerio musulmán, ya en el siglo X o XI.

2.
Alicante recibe su nombre por parte de los árabes que llamaban a la ciudad Al-Laqant o Medina Laqant de ahí el topónimo en valenciano Alacant.
También existe una leyenda que cuenta la historia de 2 hombres que pedían la mano de la princesa Cántara, pero el rey no sabiendo elegir les propuso una prueba a cada uno. Pero la princesa estaba enamorada de Alí, que no consiguió superar su prueba. Cuando lo supo la princesa se suicidó y Alí al saberlo siguió su mismo destino. Se cree que de la historia de los dos amantes (Alí-Cántara) procede el nombre de la ciudad.

3.
Las termas de la muralla situadas obviamente cerca de la muralla del Lucentum. Las termas eran lugares comunes y muy frecuentados por los romanos. Allí acudían para limpiarse y purificarse gracias a los baños; primero tomaban el baño frío, después el templado y por último el caliente, pero también podían hacer ejercicio en el patio principal o comprar comida en las tabernae que había adosadas a las termas.

4.
Marco Popilius Onyxs era un liberto que financió la rehabilitación de las termas e hizo colocar allí una lápida con forma de banco con una inscripción de su nombre.

5.
Estancias de unas termas:
Palestra: un patio central donde se podía practicar ejercicio físico.
Tabernae: Tiendas junto a las salas de los baños donde se vendían bebidas y comida.
Frigidarium: Era la sala destinada a los baños de agua fría. En las grandes termas estaba descubierto e incluía entre sus instalaciones una gran piscina.
Tepidarium: Habitación de temperatura tibia que preparaba al bañista para la de agua caliente.
Caldarium: Baño de agua caliente, el alveus. Era la habitación más luminosa y adornada. En las grandes termas había incluso piscinas donde se podía nadar. En las más pequeñas, el baño se tomaba en bañera o depósitos de agua caliente llamados labra.
Apodyterium: Vestuarios. Habitación próxima a la entrada donde se dejaba las ropas. Había un banco y en la pared unas hornacinas sin puertas, donde se depositaban las ropas y los objetos personales, que quedaban vigilados por un esclavo.
Laconicum: Baño de vapor.

7.
b. Termas de la muralla.
d. Lápida en forma de banco que tiene la inscripción gracias a la cual se conoce el nombre de Popilius Onyxs.

8.
Publius Astranius Venustus: Hombre proveniente del Lucentum, murió a los 23 años. La inscripción dice algo así: “te ruego, praeteriens, que digas cuan ligera es la tierra/que efímero es el mundo”

Publius Fulvius Asclas: Nacido en Pompeya, murió a los 32 años, la inscripción reza: “Aquí esá situado/ Aquí yace”