dilluns, 23 de febrer del 2015

Y LUCÍAN LAS ESTRELLAS

autor: Jesús Martín Rodríguez
obra: Y lucían las estrellas (Helénicas)



Calias era el hijo de Cármides, un famoso aedo conocido en toda la Hélade y algunas tierras bárbaras.
Se encuentra sentado cerca de la puerta de entrada a su casa y está observando la ciudad de Atenas. Su amigo Platón siempre va a visitarle, porque Calias está enfermo y no puede moverse.
Un día, Platón fue a visitarle para que él leyera y diera su opinión sobre su obra el Banquete; cuando terminó de leerla, se dio cuenta de que narra siete discursos acerca del amor que narraron sus amigos Sócrates, Agatón y Aristófanes cuando se reunieron bajo la sombra de los plátanos de Cimón; pero hubo un cuarto discurso que Platón no llegó a escuchar y era de su amigo Calias; era una historia de amor de personas reales, nada de dioses ni nada parecido.
La historia cuenta como Ariadna, una prostituta de banquetes se enamora de Lisias, un comerciante de Nápoles que está casado y tiene una hija, Andrómaca. Todo empezó cuando Ariadna y Lisias se encontraron por las calles de Corinto y surgió el amor; por la noche la llevó a su casa de Corinto y la condujo a su lecho mientras le ordenaba a Calias que cantara para ellos canciones de la tierra de Lisias y las dos últimas noches que pasaron juntos, interpretó la melodía “Y lucían las estrellas” una y otra vez (la cual Calias terminaría odiando).
Pasados unos meses, Ariadna volvió a Corinto y a la misma casa donde había surgido ese romance casual entre Lisias y ella; cuando acomodó la casa tal y como estaba, se quitó la ropa, se tumbó en el lecho y le pidió a Calias que se acomodara en el mismo lugar de siempre; ella se acostó en la cama boca abajo y extrajo unos objetos de debajo de la almohada (una falo de cuero y un alabastrón con un líquido que bebió de un sorbo).
Los dos volvieron a revivir el pasado desde perspectivas diferentes, ya que Lisias le había contado muchas intimidades a Calias; mientras él tocaba, iba recordando todas las cosas que le contó Lisias antes de volver a Nápoles con su mujer y cuando acabó, se dio cuenta de que Ariadna no respiraba, entonces Calias se acercó y le dijo “te quiero”. Se había enamorado de una mujer en secreto que amaba a otro hombre y ésta se había suicidado.
Cuando acabó de contar la historia, rogó a sus amigos que no lo contaran a nadie. Años más tarde, se la daría a Platón por si la quería incluir en su libro.
Desde que murió Ariadna, Calias nunca más volvió a tocar ni a cantar.


  1. Resumen de la narración en 3 líneas.
Calias era hijo de Cármides y Calias se enamoró de una mujer que era prostituta, pero ella nunca lo supo, ya que se suicidó porque amaba a un hombre casado.

  1. ARGUMENTO.
Calias era el hijo de Cármides, un famoso aedo conocido en toda la Hélade y algunas tierras bárbaras.
Se encuentra sentado cerca de la puerta de entrada a su casa y está observando la ciudad de Atenas. Su amigo Platón siempre va a visitarle, porque Calias está enfermo y no puede moverse.
Un día, Platón fue a visitarle para que él leyera y diera su opinión sobre su obra el Banquete; cuando terminó de leerla, se dio cuenta de que narra siete discursos acerca del amor que narraron sus amigos Sócrates, Agatón y Aristófanes cuando se reunieron bajo la sombra de los plátanos de Cimón; pero hubo un cuarto discurso que Platón no llegó a escuchar y era de su amigo Calias; era una historia de amor de personas reales, nada de dioses ni nada parecido.
La historia cuenta como Ariadna, una prostituta de banquetes se enamora de Lisias, un comerciante de Nápoles que está casado y tiene una hija, Andrómaca. Todo empezó cuando Ariadna y Lisias se encontraron por las calles de Corinto y surgió el amor; por la noche la llevó a su casa de Corinto y la condujo a su lecho mientras le ordenaba a Calias que cantara para ellos canciones de la tierra de Lisias y las dos últimas noches que pasaron juntos, interpretó la melodía “Y lucían las estrellas” una y otra vez (la cual Calias terminaría odiando).
Pasados unos meses, Ariadna volvió a Corinto y a la misma casa donde había surgido ese romance casual entre Lisias y ella; cuando acomodó la casa tal y como estaba, se quitó la ropa, se tumbó en el lecho y le pidió a Calias que se acomodara en el mismo lugar de siempre; ella se acostó en la cama boca abajo y extrajo unos objetos de debajo de la almohada (una falo de cuero y un alabastrón con un líquido que bebió de un sorbo).
Los dos volvieron a revivir el pasado desde perspectivas diferentes, ya que Lisias le había contado muchas intimidades a Calias; mientras él tocaba, iba recordando todas las cosas que le contó Lisias antes de volver a Nápoles con su mujer y cuando acabó, se dio cuenta de que Ariadna no respiraba, entonces Calias se acercó y le dijo “te quiero”. Se había enamorado de una mujer en secreto que amaba a otro hombre y ésta se había suicidado.
Cuando acabó de contar la historia, rogó a sus amigos que no lo contaran a nadie. Años más tarde, se la daría a Platón por si la quería incluir en su libro.
Desde que murió Ariadna, Calias nunca más volvió a tocar ni a cantar.
3.Valoración literaria.
 A mí, personalmente, me ha gustado mucho este relato porque te tiene intrigado hasta el final y no te esperas lo que puede llegar a suceder.
Pensaba que iba a ser un relato complejo de leer y de entender, pero ha sido más fácil de lo que yo esperaba realmente.
4.Los aedos.
Los aedos (αοιδός, que proviene del verbo griego αείδω), eran, en la Antigua Grecia, artistas que cantaban epopeyas acompañándose de un instrumento musical, el phormix (instrumento musical más antiguo de la Antigua Grecia intermedio entre la lira y cítara).
Se distinguían de los rapsodas en que los aedos componían sus propias obras. Los aedos fueron, más o menos, un equivalente de los bardos celtas. Cabe destacar que el aedo más célebre fue Homero.
Según los especialistas homéricos modernos, el término aedo es usado también como una de las denominaciones técnicas para una poética épica oral en la tradición a la que pertenecen la Ilíada y la Odisea. El nominativo y el verbo aparecen en varias ocasiones en estas dos obras, en relación a la poesía.
La Odisea y la Ilíada presentan dos figuras: el más conocido, Demódoco, quién cantó en la corte de Alcínoo, pero también Femio, aedo de la corte de Ítaca. Estos dos personajes informan sobre el oficio de aedo: el aedo cantaba ante una asamblea de aristócratas reunidos en un banquete.
A menudo empezaban su canto con un proemio, es decir, un canto corto que servía de preludio a la epopeya principal.
Los Himnos homéricos constituyen una colección de tales poemas.





        5.Bibliografía.